Inocencias aparte.
Así transcurrimos por un estrecho
camino que nos conduciría a las peticiones de carne abierta, cruda,
violenta. Nos deshicimos en halagos, en besos, en las complicaciones
de las combinaciones del sexo con amor para, finalmente, redundar en
destrucción; revolcarse... someterse, dices.
Pues bien, allá vamos y aquí seguimos
en la estrechez de la incertidumbre y el deseo creciente.
No sé cómo lo ves, pero sé que te
sabes de pies a cabeza el mapa de mis precipitaciones, elevaciones,
hundimientos, llanuras, mis reacciones y mis pulsiones. Sabes dónde
estás y desde qué punto observar. Sabes que si tocas aquí yo
termino así y que si dices no, por ende, yo te diré que sí. Y que si dices que no...
No sé cómo lo ves, pero ya lo verás
quizás no tan claro como tan cerca.
Que sonamos a amenaza, a orden, a forcejeo,
a acción-reacción, a manzana mecánica, a Newton pellizcando a Galileo, a relatividad recién hecha, a frustración post mortem.
Que olemos al almizcle aquel de junio de dos mil once.
Que lo dejamos para más tarde.
Digo "no sé" y te debo un euro que no pagaré,
porque, en cualquier caso, ya sabrás tú por mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario