27 abr 2014

Abandono, sillón, luces, sombras y acción.


Siempre había creído que cada persona deja su marca, su sello, su toque especial en todo lo que hace. Aquí una pequeña muestra. Un mismo día, un mismo lugar y dos puntos de vista distintos.

Ellos, dos fotógrafos que habitualmente se dedican a los reportajes de boda, Cristina Ruíz y Michael Pieter. Y esta vez, delante del objetivo, yo, participando en un diálogo que trasciende a lo verbal impregnado de gestos, miradas, luces y sombras que cada uno recibe y plasma de una forma única e inevitablemente personal.



   
         Más de Michael...      


Y es que una foto nunca será la misma aunque esté hecha desde el mismo ángulo, con la misma perspectiva, la misma cámara, la misma luz, la misma modelo, el mismo objetivo, el mismo objeto, al menos, no si se hace de una forma sincera. Creo que ésto es lo que hace de la fotografía un arte, una herramienta, una profesión, una afición, un elemento, en definitiva, un campo tan interesante, amplio y atractivo y que de alguna u otra forma está cada vez más presente en nuestro día a día.




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Muchas gracias a  Cristina y a Michael por hacer de una tarde cualquiera de abril un día para recordar. 
Y por contar conmigo.