22 sept 2012

Equinoccio inmediato








(tu) 

o  t  o  ñ  o

(esperado)







<<  Desde el punto de vista astronómico, el cielo durante el otoño de 2012 estará inicialmente dominado por Marte al principio de la noche.
El inicio astronómico de las estaciones viene dado, por convenio, como el instante en que la Tierra pasa por una determinada posición de su órbita alrededor del Sol. En el caso del otoño, esta posicion es desde la que el centro del Sol, visto desde la Tierra, cruza el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el sur. Cuando esto sucede, la duración del día y la noche prácticamente coinciden, y por eso, a esta circunstancia se la llama también 'equinoccio de otoño'. En este instante en el hemisferio sur se inicia la primavera.
Esta es la época del año en que la longitud del día se acorta más rápidamente.
El Sol sale por las mañanas cada día un poco más tarde que el día anterior.
La actividad del Sol se caracteriza por la presencia en su superficie de manchas, fulguraciones y protuberancias, y en la Tierra, se aprecia en alteraciones en la propagación de las ondas de radio y en una mayor presencia de auroras polares. Esta actividad sigue un periodo de aproximadamente 11 años, y está asociada al ciclo magnético del Sol. Actualmente nos encontramos en el ciclo solar número 24 que comenzó en diciembre de 2008 y se espera que llegue a su máximo en mayo de 2013. 
Durante todo el otoño Venus será visible al amanecer y Marte al atardecer. 
[...]

* constellations.
En cuanto a las agrupaciones ficticias de estrellas conocidas como constelaciones, alrededor de la estrella Polar se verán a lo largo de la noche Cisne, Casiopea, Osa Menor y Jirafa. Las constelaciones eclípticas visibles en este periodo van de Capricornio a Virgo. Por encima de la eclíptica destacarán Pegaso y Andrómeda; por debajo, Ballena y Orión, así como las estrellas Sirio y Proción. >>



Yo tan amanecer y tú tan atardecer.

A veces tan día, a veces tan noche.

Tú tan hemisferio sur, yo tan ecuador; tan otoño a la vez.

Y... entre manchas, fulguraciones y protuberancias, aquellas sábanas.
Y entre (des)órbitas, las circunstancias... Los equinoccios.

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