Miras de
reojo, como quien se va sin querer irse. Como quien recuerda algo que
se le ha olvidado. Como quien se siente exiliado, como agua que emana
y fluye sin sentido a través de la pendiente de su propia tierra y
se va colando en cada grieta, cada grieta que va dejando humedecida.
Como la lágrima que se cuela en la boca porque se da cuenta de que
no quiere caer ni secarse en el olvido.
Miras de reojo
porque es lo que haces antes de tomar una decisión importante... y
antes de sonreír(me).